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Nacido en 1929, Solé dejó admirables montajes como La casa de Bernarda Alba y Antógona. Actor desde 1946, fue director de la Escuela de Teatro del INBA. Impulsó la creación de instituciones como el Centro de Documentación Teatral Rodolfo Usigli 

Por Guadalupe Pereyra*

Eran finales de los 70 y México no definía su lugar en el mundo de las artes escénicas, éste continuaba teniendo ese sabor provinciano, aunque en sus filas ya había algunos nombres que vislumbraban con su talento, como Julio Castillo, por ejemplo. En 1977 José Solé es nombrado titular del Departamento de Teatro del INBA y entonces empezaron a surgir cosas. Es creada la Compañía Nacional de Teatro, con su elenco estable y montajes memorables; surge el Centro Experimental de Teatro, donde se rompen esquemas y se abren a las vanguardias.

Teatro Escolar Educativo, un programa dirigido a estudiantes de escuelas primarias y secundarias es renovada en su concepto, y la orden de José Solé fue: “el mejor teatro es el que se debe presentar a los niños, porque si ven buen teatro, eso seguirán pidiendo cuando sean adultos”. Y entonces el teatro fue a las escuelas y las escuelas fueron a los teatros. Y algo más aconteció entonces, el Palacio de Bellas Artes se llenó de niños, porque ahí se llevaron a cabo puestas en escena espectaculares por su calidad y presupuesto como Sueño de una Noche de verano, de William Shakespeare.

La que esto escribe cubrió como reportera de Diario de la Tarde de Novedades -ambos periódicos desaparecidos- esas presentaciones en la sala principal de Palacio. Acudían más de mil 400 niños en cada función, alumnos y maestros convivían y se admiraban con la obra en turno y cuando los maestros eran interrogados sobre qué área del edificio les llamaba más la atención, la respuesta, en su mayoría de los maestros era: “es la primera vez que vengo a Palacio de Bellas Artes, no lo conocía”. Lo anterior es un ejemplo de que esa propuesta de José Solé cumplió ampliamente su objetivo, llevar la cultura a todos los niveles de la sociedad.

Buscó profesionalizar el teatro en provincia y se creó la Muestra Nacional de Teatro, encuentro que motivaba la competencia profesional de los teatreros del país, y para lograr metas concretas, estas muestras también incluyeron, dentro de sus actividades, talleres de actuación, vocalización y todo aquello que sirviera para elevar el nivel de actores y directores de escena. Y así podemos seguir enumerando todo lo que José Solé hizo cuando estuvo al frente de instituciones culturales del país.

Pero José Solé no fue sólo un promotor cultural, fue un apasionado del teatro y si llegó a funcionario fue porque como director de escena se había ganado un lugar como un profesional de primera, talentoso, creativo, riguroso y principalmente conocedor de los géneros. ¿Qué le gustaba dirigir a José Solé? A los clásicos, no importaban las culturas: griega o española, Shakespeare o el teatro mexicano de los buenos dramaturgos como Sergio Magaña, Emilio Carballido y todos los que llegaran a sus manos, con el respeto y la dedicación que impuso a todos sus trabajos. Nunca dijo No a la posibilidad de dirigir, fuera teatro comercial o institucional, su entrega era la misma.

Generoso, con un gran sentido del humor, cálido, pero ante todo con una gran calidad humana, José Solé supo ganarse el respeto de sus pares, porque sabía escuchar, era tolerante y abierto a todo aquello que le brindara la posibilidad de hacer mejor su trabajo o enriquecerse intelectualmente. Abrió las puertas a las nuevas generaciones porque confiaba en el talento mexicano y sabía que al final el compromiso del artista afloraría en cada uno de sus muchos alumnos que formó en los escenarios en los que se paró para realizar lo que más le apasionó en la vida: hacer teatro.

En su larga trayectoria de más de 60 años, en plena actividad creativa, José Solé recibió todos los reconocimientos que el gobierno mexicano brinda a sus artistas, el Premio de Ciencias y Artes, la Medalla Bellas Artes, además de obtener condecoraciones del extranjero, pero principalmente José Solé obtuvo en vida la admiración, el cariño, y el respeto de una comunidad que lo extrañará, porque José Solé sí dejó huella a su paso. 

*Guadalupe Pereyra. Periodista cultural. Actualmente colabora en la Dirección de Noticias de Canal 22. 

Imagen: http://bit.ly/2lrSmBj