Pablo GarcÃa nos presenta un poema en el que el paisaje se confunde con la voluntad imperiosa de la existencia
Por Pablo García Mejía
La poesía es el destino que la humanidad ha evadido. La humanidad se ha entregado de lleno a la ciencia y a la tecnología, principalmente; se ha dejado seducir, en el mejor de los casos, por la literatura y, sobre todo, en países del llamado Primer Mundo, pues en los demás países apenas si existe la literatura. Ahí impera el hambre, el hambre física, por un mendrugo de pan. Sin embargo, la Poesía está por encima de los hombres, inclusive de los poetas.
La poesía es lo que queda de los vestigios de lo que alguna vez fueron los dioses. Después de los dioses siguen los poetas, luego la nada espiritual (las artes forman parte del espíritu poético). Sólo quedan humanos sin alma que deambulan en busca de fe, la que jamás han tenido y que esperan encontrar en templos, precisamente en donde nunca aparecerá, porque la fe reside en los corazones con alma.
Lástima que los humanos no lo saben; pero sin la Poesía nada funciona en el universo ni siquiera lo más inmediato como las máquinas computarizadas. La humanidad adora el dinero para obtener las máquinas y su poder; olvida que surgimos de una brizna del espíritu, de una equivocación en el gran sistema del cosmos, somos lo que queda de los dioses y nos comportamos, hombres y mujeres como verdaderos granujas, traidores de nuestra propia estirpe y esencia.
El último día del verano, es un poema que está basado en un color: el color azul turquesa que tienen los ríos de la Huasteca Potosina en donde yo nací; y también, en el sonido de un pájaro que aún se escucha en la Ciudad de México durante los días de la primavera y el verano. Después no se sabe hacía dónde dirige su canto esta ave maravillosa que sólo dice y repite con su tiu tiu tiu lo que este poeta ama a esa Diosa innombrable de la poesía; pero seguramente va a dar vida con su música a otros pájaros y otras personas o paisajes, distantes. Sin embargo, estos versos no sólo son un color y un sonido, sino, además, tiene un ritmo de torrente de cascada: atronador y sensual. O quizás, sea simplemente: un breve relámpago en la mente del otro que no soy yo, si no una deidad abandonada por los mortales en el vasto camino de las religiones.
Lo nuevo de este poema, ya conocido; es que se publica por primera vez traducido al idioma inglés por Marco Polo García Rojas. Es de alegrase, que, aunque el idioma, español o castellano como el idioma inglés que están tan alejados el uno del otro, hoy se acerquen tan magníficamente. Obteniendo como resultado una traducción que logra que el poema vuele con nuevas alas.
Cuando nacemos los humanos nos han entregado a cada ser humano una gran bolsa llena de diamantes: cada diamante es un segundo, un minuto, los de gran tamaño contienen una hora; algunos poseen grandes luces de amor y felicidad. Pero sólo está en nosotros, en cada uno: vivirlo intensamente o desperdiciarlo soltando a la alcantarilla sin saber que cada uno es único e irrepetible y que podría llenar un día: uno sólo día, como El último día del verano.
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EL ÚLTIMO DÍA DEL VERANO
Hoy se despide el verano
dice adiós y nos deja una nostalgia.
Pedazos de suspiros escapan
mariposas espantadas,
aplastadas por la ingratitud,
estela de recuerdos se agolpan en la mente.
No, no renunciaré a este fin del verano.
¡No claudicaré!
Aún soy humano,
aún soy hombre.
La gente de la ciudad no podrá conmigo
los amo, aunque traidores,
rapaces o mendigos
aunque supliquen o humillen
mientras una lágrima
pueda explotar de su hipócrita máscara,
mientras una sonrisa pueda explotar
en su falsa dentadura.
Hoy me daré una oportunidad.
Hoy les daré una oportunidad.
¿Será este verano el último,
antes de la bomba?
¿Tendrán reposo los tiranos?
Seguramente sí.
Hoy, arrebataré la alegría
donde quiera que esté,
tomaré la felicidad como sea
escaparé al orgullo y al ego,
tomaré mi caña de pescar
no para atrapar peces
sino besos.
Me iré al bar, beberé
me iré al concierto, escucharé
me iré al cine, me perderé en la pantalla,
interpretaré cualquier obra,
llevaré legumbres, frutas y flores,
me embotaré todos los sentidos,
cometeré todos los excesos,
daré rienda suelta al demonio mismo.
Al mismo Cristo le quitaré los clavos,
le abrazaré, le besaré
le limpiaré las llagas:
me lo llevaré a la cantina
y le pediré una jarra de cerveza ¡bien fría!
y sobre todo le diré que es mi amigo.
Hoy, este último día del verano
no me lo pierdo por nada.
Hoy me perdono todos mis pecados,
arrastraré a mí a la mujer que amo,
no me importan los diarios ni la televisión:
que se vaya al diablo el tráfico y su ruido:
¡Qué se atraganten de esmog!
Este último día del verano
no lo cambio por nada
demonios que aún soy un hombre
¡aún soy humano!
Daré mi poca fortuna
al ciego de la entrada del Metro,
fornicaré con la puta de Garibaldi
y si es posible la amaré,
mentiré una vez más para arrancar afecto:
lo necesitó.
Juro que no lloraré
porque no tengo el árbol
donde me escondía de niño
ni la noria fría
en donde pegaba mi rostro en época de calor.
Quiero desgajar hasta la última gota
del último día del verano,
esta naranja me la acabo toda,
me chupo todo su jugo,
haré de cuenta que no veo
todo lo que no me gusta,
y si lo veo, lo aceptaré
como se acepta cuando uno es tramposo.
Estas son las reglas del juego, ¿no?
Entonces, aguántese,
sépase que la justicia no existe:
que el amor al prójimo
es un pensamiento bonito.
Hoy regalaré mi alma al diablo
si es preciso
pero no quiero perder
este fin del verano,
lo puedo disfrutar
tengo las armas para lograrlo,
le quitaré lo podrido a la manzana
y me la comeré,
o a lo mejor ni eso me importe
y la trague con todo y gusanos.
Hoy me batiré con la muerte
si es preciso
pero este último día
no me lo pierdo,
pues soy un humano que aún siente,
pues soy un hombre que aún ama.
¡Qué caray!
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THE LAST DAY OF SUMMER
Today the summer says goodbye,
It says goodbye and leaves us with nostalgia.
Pieces of sighs scape
scared butterflies,
crushed by the crowd,
trail of memories suddenly get together in the mind.
No, I won’t quit to this end of summer.
I won’t give up!
I’m still human
I’m still a man.
The people of the city can´t handle me
I love them thou they are traitors,
raptors or beggars
even do they beg or humiliate,
as long as a tear
can explode from their hypocrite mask,
as long as a smile be able to explode
in their fake teeth.
Today I will give myself a chance.
Today I will give them a chance.
Will this be the last summer,
before the bomb?
Will tyrants have rest?
Surely.
Today, I will steal the joy
from wherever it is,
I will take the happiness no matter what
I will escape from pride and ego,
I will take my fishing rod
not to catch fishes
but kisses.
I will go to bar, I’ll drink
I will go to the concert, I’ll hear
I will go to the movies, I’ll lose myself in the screen,
I will interpret any play.
I will take vegetables, fruits and flowers,
I will saturate all of my senses,
I will commit every excess,
I will unleash to the devil himself.
I’ll remove the nails from Christ,
I’ll hug him, kiss him
I´ll clean his sores
take him to the canteen
ask him for a beer, dead cold
and above all I’ll tell him he is my friend.
Today is the last day of summer
I’ll not lose it for anything.
Today I’ll forgive myself all of my sins
I’ll drag to me the women I love,
I don’t care about the newspapers or television
fuck traffic and his noise
Let them choke in the smog!
This last day of summer
I don´t change it for anything
hell I´m still a man
I’m still a human!
I will give my fortune
to the blind man in the entrance of the subway
I will fuck the whore from Garibaldi
And if it’s possible I will love her
I will lie once more to rip out affection:
I need it.
I swear I won’t cry
Because I don’t have the tree
Where I used to hide as a child
Neither the cold waterwheel
Where I used to put my face in the heat season.
I want to break off until the last drop
Of this last day of summer
I will finish this whole orange
I will suck all his juice
I’ll pretend I don’t see
everything I don’t like,
and if I see it, I’ll accept it
as one accepts things when one it’s a trickster.
Those are the rules of the game, right?
Then, endure,
there is not such a thing as justice;
the love for one another
it’s just a pretty thought.
Today I will give my soul to the devil
If I have to
But I don´t want to lose
this end of summer
I can enjoy it
I have the weapons to make it,
I will take away the rotten of the apple
and I will eat it,
perhaps I don’t care about it
and eat it with all his worms.
Today I will fight with death
If I have to
but this last day
I don´t lose it,
well I´m a man that still fells
well I´m a man that still loves.
Goddamit!
Pablo García Mejía
Translated by Marco Polo García Rojas
Pablo García Mejía
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Pablo García Mejía, es autor de las novelas: La miseria del espíritu. Masacre del 68 y El vendedor de ataúdes. También de los poemarios: El último día del verano y Ciudad sin crepúsculos. Ha publicado, en los más diversos diarios y revistas de México: poemas, narraciones literarias, cuentos y reseñas tanto de libros como de cine; asimismo, en el ciberespacio, bajo el pseudónimo de Pavel Di Marco. También, es escritor de guiones de radio, cine y televisión. Actualmente, tiene en proceso de publicación su novela: El semidios agoniza.
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Marco Polo García Rojas, traductor inglés-español. Compositor musical bilingüe: inglés-español. Integrante de la banda de Rock: Sueño Animal.