Veinticinco fotógrafos reflexionaron sobre su quehacer durante la pausa que ha significado esta cuarentena
Por Norma Salazar*
Un suceso sin precedente es el que estamos viviendo en los inicios del siglo XXI, a nivel internacional nos ha marcado un fenómeno indescriptible como esta pandemia del COVID-19 que ha dejado al mundo asombrado, estático y atónito, temeroso. Aquí, es donde se entrelazan las artes para expresar lo más puro de su esencia, esa reacción frágil con su lenguaje mudo pero altamente visual muestra sus emociones a este mundo globalizado.
Desde sus propias trincheras, con nuevas directrices, la fotografía tiene focalizado las conductas humanas con sus avatares que ahora no son tan activos, sino han quedado en una pausa en el ambiente geográfico. Determinante Ausencia obligada, un Rítmo lento, un Confinamiento presente, sin excepción, el arte fotográfico con sus respectivos rubros ha captado cada instante de esta nueva realidad contemporánea. Para ello, sería primordial aclarar algunos referentes del papel que representa la fotografía en estos escenarios truculentos que atañen a la humanidad.
¿Qué puede provocar una fotografía en el ser humano? La fotografía nos induce a observar con minuciosidad la diversidad de planos que nos mueven internamente por simples curiosidades, interrogantes, o habrá alguien que tenga mucho interés, por supuesto nos ayuda a expresar nuestros pensamientos para cavilar aquellos eventos relevantes del acontecer cotidiano.
Sí, la fotografía instituye uno de los vitales medios de expresión artística en nuestro tiempo contemporáneo, tiene una función valiosa con la disposición de la creación cognitiva y emocional. Del mismo modo va más allá en un orden de reminiscencia colectiva humana. El mundo sensorial como lo concebimos es un macromundo de impresiones, remembranzas que a su vez provocan juicios.
Los sentidos del fotógrafo/a captan símbolos particulares e identificables motivados por su entorno. Tienen una capacidad para visualizar historias y sobre todo conceptualizar el mundo que lo rodea, y es que la fotografía se nutre de la imaginación, capacidad intelectual de referencias inmediatas y profundas del fotógrafo/a. Es una recapitulación infinita de percepciones que construyen una creación real, un entorno artístico y concreto, pero sobre todo valioso para un registro histórico.
Con esta breve introducción, nos concentraremos en una reciente exposición fotográfica que tuvo presencia en la Galería Patricia Conde (https://pcg.photo/es/home), la exposición se titula "Pausa", donde 25 fotógrafos/as expusieron sus imágenes y narran los momentos cruciales del confinamiento en un hogar, en un aparador que se quedó estático, una oficina vacía, un entorno sosiego, un ambiente fantasmal, una metáfora escalofriante, un hogar, una escuela, etcétera; donde matizan en formato blanco y negro, otras a colo, los desafíos de la nostalgia, lo atemporal, la soledad, la angustia, la incertidumbre e impotencia por un obligado confinamiento.
Esta exposición es perfectamente una crónica visual que quedará asentada en la memoria de la humanidad. En primer término le invito a leer el breve análisis de el trabajo fotográfico de Alejandro Cartagena, referente a su fotografía:
“Pausar es detener las emociones, la vida, lo irrelevante y lo importante. Pausar es violento, pausar es enamorarte. En esta imagen todo se detiene y todo se vuelve relativo. Nada importa porque ya nada es lo que fue. Pausar me ha hecho reinventarme desde adentro. ¿Quién seré? No lo sé y eso es bello”.
Sí, un trabajo visual hace énfasis al llamamiento fijo del objeto, tal vez a una cotidianidad que se vivía acelerada con sus trivialidades alrededor de su entorno, pero después, un momento súbito resurge de la nada, se cierra sin un previo aviso, es decir, tiene un enfoque más sensible-hondo para la psique.
El fotógrafa/o vuelve a reencontrarse con su hábitat que es muy importante para él/ella al tener otro sentido de las cosas, muestra la otra narración visual aunque haya estado ahí siempre en su espacio, pero presente-ausente, es cuando se toma un respiro para retroceder lo que siempre había estado en aquél lugar por X tiempo, sin mirar o mejor dicho sin observar. Ahí, empezamos a comprender, lo más simple pero importante de su íntimo territorio. La fotógrafa Yolanda Andrade, ella misma afirma en su foto su propia experiencia:
“En esta etapa de reclusión necesaria he dedicado el tiempo a poner en orden mis fotos impresas, a digitalizar algunos de mis negativos blanco y negro y a revisar los archivos en color, que se han ido acumulando en los últimos años. Estaba en el proceso de seleccionar una foto para la invitación que me hizo Patricia Conde para su proyecto "Pausa", y en un momento de descanso abrí mi armario y vi que la mayor parte de mi ropa se había quedado en una especie de quietud y olvidada en el tiempo, como un símbolo del confinamiento necesario. La imagen que presento es la representación de la pausa que he debido tomar en los viajes y las caminatas en las calles”.
El discurso de la literatura ha sido un medio de comunicación usual disponible por la palabra escrita u oral aprovechada ordinariamente en las ciencias sociales y humanísticas, ahora bien, ¿qué sucede con la imagen? Ésta ha ocupado un papel secundario, obligada a una cierta causa de dificultad para interpretar una imagen, es decir, la polisemia de las imágenes figurativas como dice en verso del viejo adagio: “una imagen dice más que mil palabras”.
La imagen fija representa en el ámbito de las ciencias sociales y en el rubro de la psicología social como la sociología son referente de profundo análisis, porque estas imágenes son un reflejo de símbolos-significantes en ciertas conductas de la sociedad contemporánea. Déjeme enfatizar amables lectores: la fotografía es una expresión descriptiva que convoca a una fuerte capacidad imaginativa que comunica, transmite diversos mensajes sin utilizar el uso de los signos lingüísticos. La exposición "Pausa" expresa algo más de lo que se puede describir con palabras, pues hace visible otras formas de voz del entorno social, como lo expresa nuestra siguiente expositora, la fotógrafa Susana Casarin con su serie "Sutilezas de mi Entorno":
“Forma parte de la serie 'Entorno'. Serie que inició desde el aislamiento. Imágenes que son diálogos con mi entorno y que surgen del valor de la lentitud y de la sencillez, valores aprendidos en el confinamiento. El exceso de ruido en la vida cotidiana no me había permitido 'mirar' pausadamente lo que me rodea”.
Un fotógrafo/a retrata un relato platónico a través de la imagen, perfectamente lo capta nuestra editora y fotógrafa Casarin en su foto Sutilezas de mi Entorno, en el transfondo del estadío con su más íntimo espacio revela la esencia más sensible y fidedigna gracias a esa mímesis que hace posible su fotografía de una vasta objetividad referente a las cosas, la atmósfera inherente a una nueva realidad física.
Esta exposición "Pausa" de la Galería Patricia Conde exponen 25 fotógrafos/as que muestran e invitan a contemplar su trabajo visual desde lo más hondo de nuestros sentidos para aprender y reaprender: Dónde el espacio se detuvo, El Instante en que muere una cotidianidad, El despido Social de las relaciones humanas ante su propio hábitat es una exposición honda, cargada de pureza reflexiva.
Su Galerista Patricia Conde ha abierto en el momento preciso un tema abrupto y turbador por la magnitud del fenómeno global, asimismo ha invitado a participar a sus artistas visuales a conversatorios para retroalimentar esta "Pausa" que quedará escrita en los libros de arte, historia del arte, la historia misma aunado a las otras disciplinas artísticas por el shock súbito de lo intangible e invisible a causa de una pandemia mundial.
*Norma Salazar. Escritora, investigadora y periodista.