Autor de novelas, de crónicas, de reportajes, Javier Valdez se sabía parte de un gremio golpeado, de un gremio al que sus jefes los dejan a la deriva
Por Javier Moro Hernández*
“En Culiacán es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos, que están en el narcotráfico y en el gobierno, un piso filoso y lleno de explosivos. Esto sucede en casi todo el país, uno debe cuidarse de todo y de todos y no parece haber opciones ni salvación y muchas veces no hay con quien acudir”. Extracto del discurso de Javier Valdez al recibir el Premio de Libertad de Prensa del CPJ en 2011.
Este lunes 15 de mayo fue asesinado al medio día en las calles de su natal Culiacán, Sinaloa, el reconocido periodista mexicano Javier Valdez. Una pérdida dolorosa que se viene a sumar a la ola de violencia e impunidad que golpea al periodismo mexicano en los últimos días. Sólo el fin de semana del 13 y 14 de mayo, por poner un ejemplo, siete periodistas nacionales e internaciones fueron emboscados y amenazados de muerte en la región de Tierra Caliente de Guerrero por más de 100 hombres armados que los despojaron de sus equipos y de una camioneta.
Javier Valdez nació en la capital de Sinaloa en 1967 y estudió Sociología en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Trabajó como reportero en el Canal 3 local y después continúo su carrera periodística en el Diario Noroeste. En el 2003, junto a un grupo de periodistas entre los que se encontraban Ismael Bojórquez Perea y Alejandro Sicairos, fundó el Semanario Río Doce, que a lo largo de estos últimos años se convirtió en un medio fundamental para entender el narcotráfico, así como sus ramificaciones culturales y políticas. Periodista atento de la realidad social, Valdez Cárdenas nunca dejó de abordar los temas más peligrosos de la realidad de un estado que ha sido golpeado desde hace mucho por la violencia que los grupos dedicados al narcotráfico generan.
Desde Río Doce, Javier se dedicó a observar y a documentar la realidad social que lograba retratar a manera de crónicas en su columna “Malayerba”. Desde ahí y desde sus reportajes en el Semanario y en sus colaboraciones para La Jornada, Javier logró retratar los graves efectos sociales y políticos, que un negocio como el narcotráfico ha generado a lo largo de los años. La violencia, la impunidad, la corrupción, fueron los temas que Valdez trató a lo largo de los años. Sin embargo su visión social se imponía. No quería hacer de los narcos el tema central de sus crónicas y reportajes. De hecho sus libros nos hablan de las víctimas que esta violencia ha dejado a lo largo de los años. Sus libros de crónicas tales como “Levantados” hablan del terrible dolor que persigue a las familias de las personas que han sido desaparecidas a lo largo de estos últimos años. “Con una granada en la boca” logró retratar la terrible situación por la que pasan cientos de víctimas de los enfrentamientos entre sicarios y las fuerzas del orden que han logrado sobrevivir con importantes daños en su salud, considerados “daños colaterales” por las autoridades.
Pero a Javier también le dolía muchísimo la suerte de miles de niños y jóvenes que han perdido a sus familias en estos últimos años, lo que lo llevó a escribir los libros Los huérfanos del narco y Los morros del narco.
Autor de novelas, de crónicas, de reportajes, Javier Valdez se sabía parte de un gremio golpeado, de un gremio al que sus jefes los dejan a la deriva, desprotegidos entre dos fuegos. Sabía reportear sobre el narco, conocía el terreno como pocos y fue uno de los grandes maestros de muchos reporteros que entendieron que la guerra es una situación constante y que el narco tiene ojos y oídos en todas partes. Por esa razón, las reacciones de cientos de periodistas, mexicanos y extranjeros, no se hicieron esperar manifestando el dolor por la pérdida de este periodista con pinta de rudo pero que siempre tenía una sonrisa, una palmada o una palabra cálida que brindar.
Las manifestaciones de cariño, de solidaridad, en las redes sociales tras el asesinato de Javier no se han hecho esperar y hasta el presidente Enrique Peña Nieto condenó el asesinato a través de su cuenta oficial de Twitter, lo mismo que el presidente macional del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Periodistas internacionales como Ioan Grillo manifestaron su tristeza en twitter, donde escribió: “Tears in my eyes hearing of the murder of Javier Valdez Cardenas in Culiacan, one of the best writers and journalist of Mexico. TRAGEDY”.
La organización de Derechos Humanos Artículo 19 hizo un enérgico llamado a la Fiscalía de Sinaloa a “tomar como línea prioritaria la labor del periodista Javier Valdez en la investigación de su asesinato” y llamó a la PGR a cumplir con su obligación constitucional e investigar su muerte.
El periódico español El País lo llamó el guía ante el infierno y el gran cronista del narco.
Javier se une a una ya a la larga lista de periodistas asesinados desde que el presidente Felipe Calderón lanzó la nefasta “Guerra contra el narco” y que solo el año pasado dejó la escalofriante cifra de 11 periodistas asesinados para convertirse así en el año más mortal para la prensa en México. Y eso no es todo. Con el asesinato de Javier son seis ya los periodistas asesinados en los cinco meses que llevábamos de 2017: Filiberto Álvarez, Maximino Rodríguez, Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach y ahora Javier Valdez Cárdenas. Por estos asesinatos todavía no hay un solo detenido y por desgracia la impunidad se cierne sobre todos estos casos.
La periodista y amiga Marcela Turati escribió en Facebook: “No miento si digo que la comunidad de periodistas mexicanos estamos llorando su muerte. Como me escribió un reportero hace rato: ´Mataron a Javier; nos mataron a Javier´. Esta noticia habla de nosotros, a Javier 'nos' lo mataron”.
“Tomo prestadas las palabras del maestro Galeano, que son las únicas que me vienen a la mente para ti, Malayerba, dedicadas a quienes se han jugado la ropa y la vida con la dignidad: ´No, no, no; tú no moriste contigo´. No, Javier, tú no moriste contigo´”.
Sin embargo como el mismo Javier Valdez nos dijo en una entrevista: “La soledad en la que viven los periodistas en nuestro país es espantosa. En Río Doce publicamos trabajos sobre el narco y sobre el ejercicio del gobierno: corrupción, malos manejos, abusos, desviación de recursos y ¿sabes qué pasa cuando se publican? No pasa nada. Esa soledad te ubica en una posición muy vulnerable como medio. ¿Cuál es el mensaje que toman los poderosos respecto a eso? Que pueden hacer lo que quieran. Si te sientes amenazado no tienes a quién acudir, porque el narco está en la Iglesia, en los partidos, en el gobierno, en la policía, la ciudadanía está indefensa y los medios viven bajo muchos riesgos, no hay garantías para hacer periodismo, uno hace periodismo posible en condiciones imposibles.”
*Javier Moro Hernández. Es poeta, periodista y promotor cultural. Autor del poemario Mareas (Abismos, 2013) y de las plaquettes Los Hipopótamos de Pablo Escobar (Deléatur Estudio, 2016) y Los salvajes de ciudad Aka (Deléatur Estudio-Dos10, 2012). Colaborador de La Jornada de Aguascalientes y de revistas digitales como Suplemento de Libros, Noiselab, entre otros.
Fotografía: http://bit.ly/2pRR01G, http://bit.ly/2qtd9ol