Entrevista

 

Pablo Brescia: escape y vuelta a la realidad

2018-02-07 05:39:46

¿Cómo puede derrotarse a una realidad que siempre nos supera? Es una de las preguntas que el autor argentino, radicado en EU, se planteó en su nuevo libro "La derrota de lo real"

 

 

 

Por Rafael Cervantes Flores*

 

 

Para Pablo Brescia, la escritura, tanto de ficción como la crítica, no es sólo una profesión, sino una vocación y una necesidad. Este año, luego un buen rato de escribir sin rumbo fijo –entre su segundo libro, Fuera de lugar y éste, tuvieron que pasar cinco años–, llega con una nueva obra bajo el brazo: La derrota de lo real (librosampleados, 2017), una serie de cuentos en los que conjunta diversos personajes como plañideras, héroes caídos, “escritores idiotas”, prostitutas y poetas callejeros en situaciones que, a la vez que nos alejan de la realidad, nos anclan a ella.

“Lo real es lo que oprime y lo sublime lo que nos avasalla y, sin embargo, no alcanza”. Así define el autor a aquello que muchas veces nos cuesta trabajo discernir por su inverosimilitud. Sin embargo, esta palabra carga con el peso de la derrota, impregnada de tal fuerza que el astronauta que aparece en la portada de su nuevo libro arrastra con ella en su pesado traje.

La derrota de lo real. Un título provocador, que indudablemente invita a la lectura. ¿Cómo puede derrotarse a una realidad que siempre nos supera? Para Brescia la realidad lo cubre todo, por lo que sus relatos surgen de cuestionarla y explorarla; sondear lo que está detrás. “El conocimiento tal vez signifique apropiación y, si es así, podemos hacer la realidad más nuestra aunque sólo sea una ilusión”, considera.

El proceso de creación de la obra partió, naturalmente, de la imaginación. “Mi idea era sugerirle al lector que se sacuda las cadenas del hábito”, explica el escritor. De esta manera, los relatos se agruparon poco a poco, casi sin querer, alrededor de ese núcleo ideológico que impulsa a sabotear aquello recibido como normal o habitual.

Sin embargo, no fue la musa la que determinó la necesidad de una nueva obra, sino la editorial, que ya quería algo del autor. “Ese fue el incentivo para pensar ya en un libro; soy de armar y desarmar y disfruto estructurando. El proceso de escritura fue como el de mis otros libros: dosis desiguales de felicidad y sufrimiento, emoción y ansiedad”, manifiesta.

Héroes modernos que provocan un reflejo cóncavo 

Los protagonistas de estos relatos poseen ciertas particularidades, por lo que podrían clasificarse bajo un aura de marginalidad. Ante el cuestionamiento del por qué elegirlos a ellos, Pablo Brescia se remite al libro The Lonely Voice, escrito por Frank O’Connor allá por los años 60  del siglo XX y en el que refiere la predilección del cuento por lo marginal. “Puede que haya algo de eso en La derrota de lo real, enlazar el género con la esencial alienación de sus personajes. De cualquier modo, me interesan los límites y lo ordinario que se transforma en extra-ordinario”, explica.

Y aunque por momentos se conjuga un lugar concreto con situaciones que pueden resultar familiares para el lector, con toda sinceridad, Pablo Brescia reconoce que no hay un propósito definido en las creaciones de La derrota de lo real. “No escribo ‘para’ nada”, admite y externa que la literatura sólo es una invitación y si acaso hay coincidencia entre lo que crea y cuenta y la existencia de los lectores, será algo fortuito y acaso interesante en el sentido de que ellos y ellas, más que retratados o reflejados, verán un espejo cóncavo que les devuelve una imagen que quizá no esperan.

Historias que implican ironía, sentido del humor, esperanza o justicia forman parte de La derrota de lo real, pero también hay muestras de apatía, violencia, intolerancia o crueldad, que hacen pensar que estos antivalores llegaron para quedarse, algo con lo que concuerda el autor. Sin embargo, descarta que los seres humanos nos reduzcamos a eso. “Leer nos acerca los unos a los otros; es una especie de religión sin dogmatismos ni fundamentalismos. De alguna manera, ese acercamiento es un pequeño triunfo sobre la acumulación de efectos con los que la realidad nos bombardea incesantemente”, juzga Brescia.

A su vez, descarta que sus cuentos sean una propuesta frente a la literatura acrítica y complaciente y deja la decisión en el lector. “Como escritor, me gusta inquietar, incomodar e interesar. “Ojalá que La derrota de lo real cumpla con algo de eso. Trato de no leer literatura acrítica o complaciente. Me hace doler la cabeza”, asevera, de manera categórica, el autor.

Escribir desde la periferia

Nacido en Buenos Aires, Argentina, el autor reside desde 1986 en los Estados Unidos. Naturalmente, este contexto no podía quedarse de lado, sin importar las características de sus personajes. Desde Jonathan, a quien le cuesta escribir acerca de los latinos en Nueva Jersey, hasta Randy y Washington, un cojo y un uruguayo que recitan poesía en un basurero, la realidad de un lugar concreto permea en tales historias. “Los espacios de La derrota de lo real son múltiples, pero el cuento que cierra el libro, “El valor de la poesía”, tiene lugar un día después de la elección de Donald Trump. Estados Unidos está presente como espacio real e imaginario. Es prácticamente imposible evadir el contexto, ni tampoco quisiera hacerlo”, advierte.

A causa de vivir en Estados Unidos más tiempo de lo que vivió en Argentina, el escritor se encuentra en lo que define como “la periferia de la periferia de la periferia”; es decir, se trata de un escritor (argentino) que escribe (en español) en la Unión Americana. Aunque admite que escribir en castellano en, desde o a través del vecino país del norte, es “una línea de fuga, una liberación de ciertos corsés de pensamiento. Estar en la periferia de la producción cultural hispana te pone al margen de algunas cosas pero también te da ciertas libertades”, considera.

Aunque en las creaciones de Brescia se aprecian toques de fantasía que harían suponer que forma parte inherente de la tradición literaria latinoamericana, el escritor no cree en la automatización del realismo mágico o trágico, mucho menos de la fantasía como sistema literario explicatorio de América Latina, región también impensable como un todo homogéneo. “Concibo y uso lo fantástico –no la fantasía– como un discurso-antídoto contra el adormecimiento de los sentidos. La realidad es la realidad y la literatura es la literatura”, afirma.

Desde su perspectiva, la literatura producida en el “país de origen” es consumida dentro de círculos, temáticas y polémicas locales en su mayoría. Por ello, se inclina por el concepto de transmigrafía propuesta por críticos como Josefina Ludmer, para entender y profundizar las líneas de fuerzas de las literaturas que se escriben en castellano hoy. “Sería pensarlas desde un pasaje desde la nación de la lengua”, propone.

Y dada esta condición es que también se interesa por lo que hacen los escritores latinoamericanos “en el extranjero”, por ejemplo, autores que residen en España o en Estados Unidos. ¿Dónde se insertan? ¿Quién los lee? “Me parece que se piensa distinto a partir de una dicotomía dentro/fuera de Latinoamérica. Si lo pensamos desde otros lugares, hay puentes. Y hay que investigar qué circula por ellos”, concluye el también profesor y crítico literario.

 

 

*Rafael Cervantes Flores. Autodenominado “obrero de la palabra” es periodista egresado de la FES Acatlán-UNAM. Apasionado de las culturas originarias de México, ha vivido en comunidad y aprendido las lenguas náhuatl, tu’un savi y yoreme.

Revista Desocupado