Por Pablo García Mejía
UNA SIRVIENTA REGORDETA con cara eminentemente de oriental le abre la puerta del suntuoso departamento cuyo piso está cubierto por una mullida y blanca alfombra. Ella ceremoniosamente le invita a quitarse el calzado antes de penetrar al recinto. El hombre, sorprendido hace lo necesario y se zafa los zapatos sin desabrocharse las agujetas. Después, avanza con su portafolios, entregándole su sombrero sin decir palabra alguna. La mujer, disimuladamente lo observa de reojo faltando a su cultura oriental, pues aunque es la primera vez que ese varón visita ese lugar, seguro que lo ha visto muchas veces: es un rostro inolvidable. En cambio para él es completamente diferente, es la primera vez que está en Nueva York. Sobre todo, que visita ese antiguo y fantasmal edificio Dakota que semeja un castillo alemán de la época del renacimiento. Sigue sorprendido, puesto que es la única vez que ha visitado Central Park y caminado por sus senderos y debajo de sus árboles: ha visto sus lagunas y, ¿por qué no?, se ha sentado en sus bancas, es algo distinto o quizá sea él quien se siente ajeno a ese mundo. También, por primera vez se encuentra dentro de esa habitación, en realidad es un elegante piso cuya vista es sorprendente y fastuosa. Todo está primorosamente amueblado con un gran escritorio estilo egipcio, con sus paredes revestidas a la mitad de madera de roble, los laterales de las ventanas tienen figuras egipcias de marfil con un gran trono egipcio en lugar de sillón. Hay una calavera gris y un pequeño pectoral de oro; además de una serpiente de bronce que parece reptar por debajo de una pequeña mesa para servir el té. Si fuese un investigador de verdad, no se sentiría tan impresionado, pero parece ser que comienza a perder su seguridad ante tanta demostración de poder. La sirvienta oriental llega con una bandeja de plata que lleva dos tasas turquesas que acomoda ceremoniosamente sirviendo de la tetera un té Gyokuro. En ese momento se acerca una mujer vestida completamente de negro con grandes gafas obscuras. Es la mismísima Yoko Ono en persona, no es muy alta como él la había visto en fotografías de revistas; pero mirarla tan de cerca en tercera dimensión, le resulta muy diferente, más impresionante. Su arreglo y contratación fue siempre por un intermediario un tal señor: Warmflahs, más bien por el ayudante de ese hombre, de tal manera que él nunca había visto en persona a la señora Ono.
-----Bienvenido Bobby… le dice con tono ligeramente japonésa, sentándose en el trono egipcio y cruzando la pierna, mientras toma la taza y le da un sorbo a su té.
A él ya no le molesta que lo llame: «Bobby», pues se ha acostumbrado de tanto tiempo que la ha escuchado hablarle por teléfono y llamarle así, para darle instrucciones, siempre le dice: «Bobby». Aunque no es la única persona que lo hace. A la mayoría de la gente le gusta decirle Bobby…. Bobby De Niro y algunos de plano lo confunden tanto con el actor que hasta le piden autógrafos. Al principio se negaba sonrojado, pero después se rindió ante la avalancha de pedidos, confusiones y halagos. Era más fácil poner un garabato y sonreír ante la cámara fotográfica o el teléfono celular, que oponerse y causar molestias a los fanáticos del cine y la televisión, del mundo global de la comunicación que lo atrapaba del cogote. No quería que el original Robert De Niro quedara mal ante su público y fuera odiado por su causa.
A la mujer japonesa aunque le costó trabajo dar con él. A fin de cuentas lo logró, pues era bastante famoso desde su juventud por su parecido con el famoso intérprete. Donde quiera que se detuviera le decían Robert o Bobby. Por supuesto que nadie le creía que no fuese el gran actor: eran tan parecidos como dos gotas de agua.
--------Perdón… pero yo no soy Robert De Niro”⸺ decía al principio, ruborizado, achicando los ojos y sonriendo con su cara alargada, jalando la barbilla hacia abajo y proyectando la imagen tan conocida en la pantalla de los grandes personajes que el actor interpretaba en el Cine.
Por supuesto que nadie le creía, algunos conocedores del arte escénico suponían que como actor del Método, estaba viviendo la experiencia de preparase directamente para un papel relacionado con su trabajo actoral. Otros, le dijeron que se presentara directamente con el actor y ofrecerse como doble de sus películas, cosa que le daba risa-nerviosa al pensar en plantarse ante una cámara de cine o de televisión. Muchas veces tomaba como una maldición el parecido tan abrumador con el histrión que se tiraba en la solitaria cama deprimido… Y, con las mujeres, era peor la convivencia… Ellas siempre, sentían que besaban a Robert de Niro… ¡Qué calamidad!
Yoko Ono, tuvo que poner todo su empeño y voluntad, primero, para dar con su paradero y luego, para convencerlo de que le sirviera de investigador, de detective, de algo que jamás se hubiera imaginado. Le tuvo que poner una maleta llena de billetes de a cien dólares, por lo que no se pudo volver a negar.
Para ello, la artista japonesa tuvo que contratar a más de veinte detectives de verdad, algunos, incluso del FBI. Ciertamente, cuando dieron con él de inmediato se negó en redondo; pues jamás, ni por asomo, había hecho algo parecido. Sus trabajos habían sido muy normales: era fontanero, electricista, empleado en una tienda de herramientas para casa, un poco albañil, un poco carpintero o jardinero. Siempre tratando de ocultar su rostro bajo una gorra o sombrero con el fin de que no le viesen el parecido con De Niro tan pronto.… ¿Pero detective?... ni en sueños. Lo único que compartía con el auténtico Robert De Niro, era su gusto por las mujeres, sólo le llamaban la atención las féminas cuyo físico fuese lo más alejado de la norteamericana común: le gustaban de piel obscura o de plano orientales. La mujer japonesa que tiene ahora enfrente no le disgusta para nada. Al contario, le alaba el buen gusto a su difunto esposo: John Lennon. En la actualidad: el año 2000, él tiene 57 y ella 67 años, es una década exacta de diferencia, pero a él no le incomoda esa diferencia de edad.
La primera vez que ella lo localizó era el año de 1988 y fue convencido por un hombre muy sagaz, quien le dijo:
-----Señor M'Gee… Tómelo como un juego que lo va a sacar de la pobreza. Usted no tiene que engañar a nadie. Además, va a conocer el mundo, va a viajar de manera lujosa, conocerá a muchas personas y culturas, se lo aseguro. La persona que lo quiere contratar sabe perfectamente que usted no es un detective de verdad, ni nada que se le parezca. Así que no puede haber engaño alguno. Usted recibirá toda clase de ayuda. A los lugares que va a visitar tendrá siempre quien le sirva de guía o de intérprete, si es necesario. Bueno (VOLTEANDO A LOS LADOS Y BAJANDO LA VOZ), le adelanto que es una señora muy rica...
Luke M'Gee, miraba la maleta llena de dinero y luego al real detective, queriendo a toda costa evitar poner su cara de Robert De Niro, pero le era imposible. Así que sin preámbulo, le dijo:
-----¿Tengo que hacerla de polizón y usar una pistola?
El detective se partía de risa.
⸺¡Claro que no!... Nada de armas, ni de policías. Es una investigación en donde tiene que encontrar a un “Fantasma” … No importa lo que se tarde… Bueno le estoy adelantando mucha información y todavía no me ha dicho si acepta o no... Bien, ¿qué tipo de whisky bebe?... ¡Vamos!... yo invito. Ahí enfrente hay un Bar de primera.
Entraron al Bar de un hotel de lujo y se sentaron en un lugar privado. Luke pidió un «Jack Daniel's» y el detective un vodka con quina con cáscara de limón. El mesero desconfió de la vestimenta de uno de ellos, pero al descubrir que se trataba de Robert de Niro, se apresuró a servir las copas, sin dejar de pensar en el autógrafo y la foto para su mujer, ¡jamás le iban a creer que el gran actor estaba en Austin, Texas!
Luke, dijo tomando de su vaso tintineante ----¿Entonces, será como utilizar clavos sin punta?
----Bueno, no entiendo el lenguaje de los carpinteros, pero supongo que sí…
Luke alzó la mirada como si los párpados fuesen de plomo.
----Es mucha pasta, por perseguir a un “Fantasma”, ¿de qué “Fantasma” estamos hablando?
----El fantasma de su marido ⸺dijo el detective, sin explicar más y liquidó su trago.
----¿Puedo saber quién es su marido?
El detective le mostró sus dientes recién arreglados ⸺si, por supuesto… siempre y cuando me diga que sí acepta el trato.
Luke, movió su cabeza y sonrió a la Robert De Niro ⸺Está bien, acepto, pero hay varias preguntas que necesito las respuestas: primero, ¿cómo le voy hacer con tanto dinero y los impuestos…
El detective soltó una carcajada, ⸺Por eso no te preocupes, la señora tiene un equipo de contadores que le dirán cómo hacerlo… ¿La otra pregunta?
⸺¿Tengo que firmar un contrato?
⸺Sí, un contrato Sui Generis, con todo a tu favor, que no va a ser dado de alta ante ninguna autoridad, más bien es un contrato de Buena Fe.
⸺¿Qué significa: Sui Generis?
⸺Algo único, especial.
⸺¿Por qué he sido elegido yo para este trabajo…tan Sui Generis?... Aunque ya sé la respuesta, quiero que me lo diga usted.
⸺Exacto… ya está pensando como investigador… Porque usted es igualito a Robert de Niro y nació en la misma fecha que él…
⸺¡Qué!... ¡Robert De Niro nació el 17 de agosto de 1943!… ¿O sea que tiene 45 años al igual que yo?
⸺Así es, el parecido es turbador, incluso, usted tiene el lunar abultado en el lado derecho del pómulo al igual que él… Y, la voz, vaya que sí es la misma; ¿se da cuenta que el Universo trabaja de forma enigmática para los humanos? Le voy adelantar algo de lo que los investigadores que estuvimos trabajando, algunos por separado para dar con usted. Pues, nos pasó, que todos creíamos que era una locura de una dama medio chiflada, quien realmente quería tirar su dinero por un sueño que había tenido... Ese sueño jamás nos lo ha contado y no creo que lo haga con usted; pero la verdad, es que nos estábamos embolsando una buena cantidad de dinero sólo por seguirle la corriente. Pero, ¡Cuál va a ser nuestra sorpresa!... Resulta que usted sí existía tal como ella nos lo había dicho. De plano aprendimos a respetarla. Porque, cada vez que investigamos tus datos, tu historial; más nos sorprendía de su sapiencia, de sus poderes paranormales… Nosotros como detectives debemos ser lo más objetivos, posible. Pero, esta investigación nos rebasó por completo; por eso: ha sido elegido para esta búsqueda y sí, definitivamente, creemos que va a cumplir a carta cabal, con todo lo que la señora le pida sobre la indagación que quiere que le haga, de la cual, únicamente usted podrá darle resultados; porque, aunque no sabemos lo que le va a pedir, ni cómo lo va hacer. Estamos seguros de que lo va a lograr, no importa cuánto se tarde. Es una lástima para nosotros, todos los que estuvimos involucrados para dar con usted que haya llegado hasta aquí nuestra participación.
⸺¿Quiere decir que usted no estará en comunicación, conmigo?
⸺¿Puedo saber el nombre de la señora?
⸺Sí, seguro que sí… su nombre es: Yoko Ono.
Luke M'Gee, no pudo evitar poner la cara de sorpresa que pondría Robert de Niro en la pantalla grande ante la aparición de un contrincante inesperado.
⸺Luego, entonces, esto quiere decir, que El fantasma que voy a buscar: ¿es el de John Lennon?
⸺Exacto… Lo dicho… Usted ya está pensando como investigador.
***
Luke, viajó por todo el mundo durante varios años en su persecución fantasmal. Lo que más recuerda es su visita a las ciudades de: el Kremlin, El Cairo, Cartagena, Ciudad de México, Guadalajara, Honolulu, Bangkok; pero sobre todo su visita a Hong Kong donde tuvo que regresar varias veces hasta lograr su conexión «espiritual»: con el difunto John Lennon. Ahí fue enviado varias veces por Yosikawa el principal asesor psíquico de la mujer japonesa que lo había contratado. Luke debió de viajar alrededor del mundo de manera contraria al girar del planeta. Pero fue en una de sus varias visitas a la Isla de Hong Kong donde sintió la presencia del John Lennon. En esa ocasión, las instrucciones eran que tenía que meterse en una bañera con agua tibia mezclada con diferentes yerbas. Pero, antes, debía de poner frente a él diversas prendas de vestir y productos que habían sido utilizados por el gran compositor. Luego, cerrar los ojos y cuando los hubiese abierto tenía que escoger una de las vestimentas y uno de los productos. Siendo así que, estando en el mismo Hotel Mandarín donde siempre debía de hospedarse y en la misma habitación, pudo elegir con certeza una de las prendas que había sido usada por el difunto John Lennon. En esa ocasión, sintió un gran impulso de ir a la montaña: Victoria Peak y ponerse frente a ella. Antes tuvo que colocarse parte de la vestimenta de John Lennon: una playera con la imagen de Mickey Mouse y se colgó al cuello una cadenita de oro con un colijo rectangular que John usaba como protector contra las malas vibras. Sucedió que durante la travesía en el Star Ferry que lo dirigía a la ciudad amurallada de Kowloon, sufrió un desvanecimiento y tuvo que ser enviado en helicóptero a un hospital de Hong Kong, donde lo trataron con toda amabilidad como si fuese Robert De Niro. Cuando se enteró la dama japonesa, supo que, efectivamente, su contratación había dado los frutos deseados.
***
Luke M'Gee, carraspea un poco e intenta abrir su portafolios, diciendo ceremoniosamente:
⸺Señora Ono, yo escribí un informe de todo la inv…
Yoko deja su taza de té lentamente sobre la mesita y lo interrumpe abruptamente:
⸺Bobby, no perdamos el tiempo, ¿dígame dónde está y qué es?
Luke ⸺sorprendido⸺ dice rápidamente:
⸺Es un caballo… Un caballo, señora.
⸺¿Dónde está?
⸺En México, señora… En la ciudad de Guadalajara.
Ella por primera vez sonríe.
⸺Ah… Bueno, el tiempo apremia… ¿En qué rancho?
Luke con la vista baja, responde:
⸺No señora, no está en ningún rancho, está en el centro de la ciudad de Guadalajara.
Yoko hace cara de extrañamiento.
Luke continúa:
⸺Es un caballo de color alazán, no muy joven, que lo hacen trabajar conduciendo un carruaje turístico de color blanco. A esos carruajes turísticos se le llama «Calandrias» porque al principio hace muchos años, se pintaban de color amarillo con las ruedas de color negro como el ave de ese color…
Al instante Yoko se levanta y le grita algo en japonés a su sirvienta quien acude a ella y una vez recibidas las ordenes se aleja presurosa. Luego, regresa con Luke.
⸺Bobby, lo felicito, ha terminado su misión con mucho éxito… Recibirá una cantidad superior a la que ha recibido hasta ahora como compensación por sus servicios. Hasta luego.
Luke se levanta de su asiento un poco confundido.
⸺Gracias, señora… Pero, ¿no cree necesario que la acompañe a México para mostrarle cuál es el caballo en que se ha reencarnado su esposo?
⸺No. Gracias Bobby… Se comunicará contigo mi contador para hacerte los depósitos necesarios. De nuevo: ArigatÅ.
***
Yoko llega directamente del aeropuerto al centro de la ciudad de Guadalajara y se dirige hacia donde se encuentran «Las Calandrias». Su indumentaria es totalmente alba: pantalón, blusa, saco blanco y botines de mujer también de color blanco, avanza con sus inconfundibles grandes gafas obscuras; únicamente porta un gran bolso blanco de piel cuyo peso se nota a distancia. De inmediato la aborda un guía de turistas que le habla en inglés:
⸺Madame, I am at your service, ¿do you want to know the town to tequila?
[Señora, estoy a su servicio, ¿usted quisiera conocer el pueblo de Tequila?]
⸺No, no. I want to buy a carriage, a «Calandrrias». One of those that are there (señalando los carruajes que están estacionados) … I bring money, a lot f money.
[⸺No, no. Yo quiero comprar un carruaje, una «Calandrrias», de esas que están allí… Yo traigo dinero, mucho dinero]
Yoko saca de su gran bolso un enorme fajo de billetes de a cien dólares.
El hombre abre los ojos desmesuradamente:
⸺¡Wow!... ¡Please, madame, save that money!...
[⸺¡Guau!... Por favor, señora, guarde ese dinero.]
⸺If you help me, you will receive a good commission… I want to buy a «Calandrrias», complete with horse, right now…
[⸺Si usted me ayuda recibirá una buena comisión… Yo quiero comprar una «Calandrrias» con todo y caballo, ahora mismo.]
El hombre viendo el gran bolso de dinero, le contesta:
⸺Of course, madame, immediately…
[⸺ Por supuesto, señora, inmediatamente.]
Una luz parduzca anuncia la entrada del anochecer; los faroles antiguos del centro de Guadalajara apenas se encienden perezosamente. El guía de turistas y la mujer extranjera recorrían observando la hilera de carruajes con sus caballos formados con sus choferes aburridos a la espera del turista que quisiera contratarlos por un largo recorrido: Yoko siente el peso del corazón sudando frío y acelera el paso, mientras los conductores de los carruajes la quieren abordar, pero el guía de turistas los detiene con suavidad, pues no quiere que la presa se le escape: los corceles dormitan aturdidos con la pesadez de la tarde: sus crines brillantes con sus grandes ojos abiertos tratan de encajar en un mundo incomprensible para los equinos. De pronto, la mujer se detiene ante un caballo color alazán.
⸺¡This is de horse!
[⸺¡Éste, es el caballo!]
⸺Sorry, ¿the horse?
[⸺ Perdón, ¿el caballo?]
⸺Yes, I mean: the «Calandrrias».
[⸺ Sí, yo quise decir «Calandrrias».]
El conductor del carruaje ya se ha acercado.
⸺Señorita, ¿quiere que le dé un paseo?
Yoko sin voltear a verlo, le entrega su bolso al guía de turistas y extrae un látigo de su interior, diciéndole:
⸺¡Pay him what the asks for!
[⸺¡Páguele lo que pida!]
Yoko con una actitud sospechosa, se desliza rápidamente al asiento del conductor y antes de que el chofer y el guía de turistas reaccionen, ya ha dado su primer latigazo con tanta fuerza que se llega a pegar en las negras gafas. El animal emite un largo relincho silbando de terror, luego se agita ante el segundo latigazo y se lanza a medio galope sacudiendo la cabeza para dar saltos arqueando el lomo: el carruaje está a punto de romperse cuando dan vuelta a toda velocidad sobre una de las esquinas de la plaza. Yoko, enloquecida, latiguea y latiguea dando gruñidos y gritos que se confunden con los relinchos del animal que parece no comprender lo que sucede, echando largos gemidos. La gente no comprende lo que pasa, el guía de turistas y el conductor del carruaje se han quedado de una sola pieza. Después, alcanzan a escuchar a lo lejos un gran golpe y corren hacia el lugar. Al llegar, el carruaje sin caballo, lo encuentran tirado, boca arriba, con las llantas rotas. La mujer extranjera se encuentra herida bajo del carruaje. Un gran clamor de la gente se deja escuchar; al tiempo que se oye el ulular de la ambulancia de la Cruz Roja. Al llegar al hospital, sólo se le escucha decir: “The horse”… “The horse”... “John”… “John”…
***
Luke M'Gee, ha llegado a la Isla de Java vía Yakarta en Indonesia. Antes había pasado a Bangkok por Chanya -en tailandés: Luna-, una mujer originaria de esas tierras que conoció a las orillas del Chao Phraya River, cuando se hospedó en el Hotel Continental. Esa vez, creyó haber visto a Yoko Ono, pensó que lo estaba supervisando, pero no, esa dama, tenía su cara y su cuerpo, aunque era mucho más joven que ella. Ahora llegaba junto con Chanya a esa Isla alejada de su mundo con 38 montañas, en donde podían perderse sin ningún problema, en donde nadie conocía a Robert De Niro ni a Yoko Ono. Luke, ahora es budista al igual que su mujer y ambos se ven completamente felices.
***
Pablo García Mejía, nació en Ciudad Valles, San Luis Potosí, México. Es autor de las novelas publicadas: El vendedor de ataúdes y La miseria del espíritu. Masacre del 68 y de los poemarios: El último día del verano y Ciudad sin crepúsculos. Es escritor de guiones de radio, cine y televisión. Ha publicado poemas, narraciones literarias, cuentos y reseñas tanto de libros como de Cine en diversos diarios y revistas; así como en la web bajo el pseudónimo de Pavel Di Marco. Actualmente, tiene en proceso de publicación su novela: El semidiós agoniza y en proceso de creación literaria, su novela: Una canción para Sara.