Crítica

 

Golpe semiótico

2020-09-05 12:19:12

En este texto, el autor plantea que en tiempos de pandemia y crisis económica, los grupos de poder y sus medios están construyendo significados discursivos que encaminan al sintagma "golpe de Estado"

 

 

 

 

Alfredo Lèal* 

 

 

Publicada en 1912, Muerte en Venecia, de Thomas Mann, plantea una premisa que puede actualizarse en el contexto de la actual crisis epidemiológica global: la degradación social comienza con la degradación de los significantes en su manifestación más inmediata, es decir, cuando éstos actúan sobre el cuerpo. El narrador de la novela de Mann, un narrador canónico en muchos sentidos, utiliza una estrategia discursiva específicamente diseñada para convencernos de que el proceso psicológico que sufre el escritor Gustav von Aschenbach es un efecto producido por el exterior: cada uno de los hombres que el protagonista encuentra a su paso existe sólo porque se le describe, de manera tal que la descripción parece ser la que produce el pensamiento y no, en cambio, como de hecho sucede, ser un efecto de éste. En términos estrictamente semióticos, podemos decir que la novela de Mann nos coloca frente a una serie de enunciados modales que se hacen pasar por enunciados descriptivos, los cuales, uno a uno, conforman el contrario de lo que significa Tadeusz, el muchacho de catorce años de quien Aschenbach quedará prendado.

Si, como nos propone la semiótica del discurso, el enunciado modal es aquél en el que el sujeto de la enunciación se evidencia, la degradación social que se presenta a través de la comparación de un significante ideal con una serie de significantes que, al lado de éste, parecen haber venido a menos no puede ser, nunca, un efecto del exterior. Toda degradación es tal en la medida en la que un sujeto la piensa.

Lo que sucede en este momento en México, supuestamente detenido por la pandemia del Covid-19 y, más aún, casi irremediablemente condenado a una crisis económica sin precedentes, está pasando en gran medida debido a que los medios hegemónicos de comunicación han activado una estrategia discursiva similar a aquélla que usa el narrador de Muerte en Venecia —y, podemos decir, con el mismo fin: convencernos de que la cólera está dentro de nosotros y sólo necesitamos un estímulo para despertarla. Desde aquellas y aquellos que saturan las redes sociales virtuales con quejas porque muchas personas no obedezcan ciegamente la consigna “Quédate en casa” hasta las declaraciones, los videos y los comunicados que los grandes capitales han desplegado en los últimos días a través de una serie de voceros de la patronal, lo que vemos es un escenario político que, poco a poco, está construyendo un significante cuyos ecos deberían, cuando menos, activar todas las alarmas y reservas que tengamos contra el ascenso de un gobierno abiertamente autoritario. Y este significante que vemos construirse es nada menos que aquél que se contiene en el sintagma golpe de Estado.

Golpe semiótico, pues, éste que vemos construirse por medio de la oposición de los significantes “México” (ideal) y “pueblo” (degradado), dos antecedentes de la “democracia” confrontándose cada uno como significantes flotantes, pues “el flotamiento tiene una vacuidad tendencial” (Laclau). No se trata de una oposición derecha/izquierda sino de la mucho más peligrosa oposición bien/mal que tiene que ver precisamente con efectos psicológicos falsamente coordinados por “los hechos”. Quizá por ello sea pertinente recordar lo que decía Nietzsche a este propósito —una frase, por cierto, fundamental para la semiótica del discurso: no hay hechos, sólo interpretaciones. Estamos a las puertas de una expansión brutal de la voluntad de poder. Estamos a las puertas del fascismo.

 

 

*Alfredo Lèal (San Pedro Mártir, 1985). Escritor, traductor y docente. Realizó el Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la UNAM, universidad por la cual es Licenciado y Maestro en Letras Modernas Francesas. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas, del FONCA y del IFAL. Ha sido profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de la Universidad Iberoamericana Puebla. Es el primer traductor mexicano de Marcel Proust al español. Autor de numerosos artículos académicos y ensayísticos, así como de siete libros literarios, entre los que destacan La especie que nos une (2010), Carta a Isobel (2013), La vida escondida aún (2016), Espectros de Macedonio (2017) y Magnalia mirabilium (2020).

Revista Desocupado

 

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