Por Elizabeth Guzmán*
Mira papi, mira papi, así mostraba Camilla una fotografía desde su celular al hombre que dedicó gran parte de su vida a leer imágenes, a darles voz. Aquella era una imagen repleta de paraguas que colgaban del techo de aquel café donde festejábamos la vida, la amistad.
Ahí estaba José Antonio Rodríguez, el crítico, sonriendo como un niño mirando esa imagen multicolor. Abrazando a su hija menor. Riendo con los amigos y Paty, su esposa.
Recuerdo aún el cálido abrazo de recibimiento que nos dimos en aquella ocasión y hoy retumban las últimas palabras que cruzamos en julio de 2019, justamente en el cumpleaños 60 de una amiga en común: “la felicidad hay que ejercerla todos los días, aunque nos pese, hay que ejercerla”.
Y él la ejerció, porque a pesar de todo, seguía dando batalla a la vida, seguía reflexionando, escribiendo, hablando de su pasión: la fotografía.
Porque la “fotografía es pensamiento, es conciencia del entorno y una manera de asumir cómo y quiénes somos en este mundo”.
Recuerdo que en 2015 lo entrevisté. Era martes 28 de julio. A mis 33 años salía corriendo como una jovencita de 18. Iba emocionada y el corazón latía. Tenía en mis manos un proyecto radiofónico propio denominado “Crónica de la Luz”, que presentaría más tarde a radio Unam. Mi primer invitado y padrino sería José Antonio Rodríguez, el hombre que ponía voz a las imágenes. El historiador, el crítico, el doctor, el papá de la fotografía, cómo aquel día le dije y sólo soltó tremenda carcajada.
En aquel proyecto se abriría un segmento para reflexionar entorno a la historia de la fotografía y el buen José Antonio sería mi guía, “gurú”, quien nos llevaría de la mano por estos terrenos y daríamos a conocer el proceso creativo del trabajo de fotógrafos de México.
Hoy lamento enormemente que este proyecto no se hiciera realidad. Sin embargo, “Crónica de la Luz” fue crucial para que entendiera la complejidad de la fotografía.
Ya que como bien me explicó José Antonio, como estamos rodeados de imágenes pareciera que las entendemos, pero no es así.
“La fotografía es tan compleja que ha cambiado la conciencia de las sociedades, ha transformado las formas de percepción.
Leer fotografía no es decir y repetir lo que se está viendo, sino es decir, analizar, descubrir cómo se gestó”, dijo.
LA FOTOGRAFÍA HABLA DE NOSOTROS MISMOS, NO SÓLO ES UN PEDAZO DE PAPEL
Aquella tarde en su casa, entre carcajadas, anécdotas y reflexión, grabábamos la primera entrevista para el proyecto radiofónico que tanto me ilusionaba, sentía esa adrenalina desbordante y ese nerviosismo que recorre todo el cuerpo porque estaba frente al crítico de la fotografía, José Antonio Rodríguez, quien había gestionado centenares de proyectos, exposiciones, escrito libros y un sin fin de artículos en El Financiero, pero quien me daba la mano sin sentirse “El gran maestro”, -aunque lo fue porque hizo una gran escuela- ,siendo el colega, el amigo con esa inteligencia nata de compartir, de abrir camino, de defender sus ideales y de su eterna búsqueda para entender lo que una imagen “grita” o "calla”.
Él escribía sin tapujos y sin complacencias, lo cual le generó uno que otro desacuerdo, pero supo ganarse ese sitio tan anhelado por muchos de ser uno de los más respetados críticos de fotografía en México.
José Antonio me comentó que cuando alguien saca una fotografía y dice esta es mi madre, esta es mi hija, este es mi novio, uno se debe de interrogar ¿realmente es el novio, la hija o la madre o es un pedazo de papel?
Ya que uno dice está es mi madre, porque nosotros le otorgamos valores a la fotografía qué en sí misma no lo tiene, puntualizó.
Cómo bien lo señala el teórico e historiador de la fotografía, Joan Fontcuberta, la fotografía debe de estudiarse más en escuelas o facultades de universidades de filosofía.
“Ya que el proceso de generación de imágenes es donde la fotografía se va haciendo muy compleja, porque hablar de nosotros mismos y de los otros, es ya de entrada una posición difícil; estamos hablando de miradas culturales, de enfrentamiento con otras circunstancias y todo esto vuelve a la fotografía sumamente elaborada”,mencionó.
Y subrayó que cuando nosotros vemos una imagen fotográfica, lo que estamos viendo es, obviamente, una serie de iconos, donde se pueden ver personas, espacios, entornos o arquitectura, etc., pero lo que nosotros no vemos es todo lo que se gestó, se generó, lo que existió en ese momento para que la imagen fotográfica existiera.
DETRÁS DE LA MÁQUINA HAY PENSAMIENTO, HAY UN PROCESO CREATIVO
En el siglo XIX se pensaba que la fotografía no era arte porque la hacía una máquina y esto lo llegó a pensar mentes brillantes como Baudelaire qué decía que la fotografía era la sirvienta de las artes, esto es, que reproducían lo qué estaba del otro lado, servía para reproducir obras de arte, porque se hacía con una máquina, no se hacía con las manos, no sé hacía con el alma y el pensamiento para escribir, pero los fotógrafos del siglo XIX comenzaron a gestar una idea de que la máquina es simplemente un intermediario, un recurso, una simple herramienta y que detrás de la máquina había precisamente pensamiento, intenciones, un proceso creador que era susceptible de convertirse en algo, aseveró.
Además de enfatizar que la fotografía no es la máquina, sino la fotografía son las intencionalidades que hay para la creación de imágenes, de hecho, he de decir qué hay fotografías sin cámaras, que son los radiogramas, no necesitas cámara, necesitas una posición creativa para crear las imágenes.
¿CUÁLES SERÍAN LOS PASOS PARA LEER FOTOGRAFíA?
Yo creo que sería primero revisar el entorno inmediato, esto es conocer de dónde proviene uno, conocer su comunidad y qué tipo de historia de imágenes se han hecho sobre ese entorno y sobre esa comunidad. Nosotros en México por fortuna tenemos toda una serie de historias regionales y de sus fotógrafos.
En Guanajuato tenemos a Romualdo García. Quien quiera acercarse a la historia de la fotografía en Guanajuato tiene que leer y ver el libro de Claudia Canales sobre Romualdo García, a partir de eso se pueden despertar otras inquietudes.
O bien, si en Juchitán alguien quiere saber quienes fueron nuestros abuelos, quienes fueron nuestros bisabuelos hechos imagen, sin duda tienen que revisar la labor de Sotero Constantino Jiménez.
Creo que eso de manera didáctica abre las posibilidades para el siguiente paso de cómo se gestaron estás imágenes de nuestros antepasados, bueno, gracias a los fotógrafos, pero también gracias a la sociedad que se fue a fotografiar.
Ya que cuando uno empieza a comprender estos diálogos del proceso retratístico y el entorno social es cuándo se empiezan a generar otras preguntas, es cuándo viene otro salto y después otro salto hasta llegar a cuestiones complejas como la teoría de la imagen fotográfica.
Leer fotografía, dijo ,no es repetir lo que se está viendo, es descubrir lo que está detrás de la imagen. Cómo se hizo, cómo logró vivir esa imagen, dentro de qué sociedad, dentro de qué tiempo, quien fue su autor, quien la percibió por primera vez, dónde circuló, en qué medio, cómo. Cuando uno descubre lo que no sé ve en la imagen fotográfica esta comenzando uno a leer fotografía.
¡ADIÓS MAESTRO! GRACIAS POR TU LEGADO, POR HACER ESCUELA
Hoy mirando las imágenes luminosas desde mi teléfono celular de la última reunión de una enorme familia creada, observo a un José Antonio Rodríguez reflexivo y alegre, que disfruta de la compañía de amigos y de su familia. Que abraza a Camilla, quien ya es toda una jovencita y que logro congelar ese instante en mi mente.
Hoy con 6 años de distancia, después de aquella entrevista, sólo puedo agradecer la gran escuela que formó, el gran legado que deja y esa semilla tirada en tierra fértil para nuevas generaciones, una gran tarea y responsabilidad.
El corazón está triste, lo confieso, la fotografía de luto querido José Antonio. Hoy te encuentras en otro plano terrenal y así te recordamos:
“Cómplice en la búsqueda de historias de luz y plata”. Juan Carlos Valdez Marín.
“Un provocador nato, un analista impecable y un punto de vista que defendió ante todo”. Francisco Mata Rosas.
Buen viaje.
*Elizabeth Guzmán. Periodista, fotógrafa y escritora.
Fotografía 1: Marco A. Pacheco.
Fotografía 2: Arturo Ávila Cano..
Fotografía 3: Alberto Tovalin Ahumada.