"Hambre" es junto con "La Metamorfosis" de Franz Kafka: la novela más inquietante de finales del siglo XIX
Por Pablo García Mejía*
Hambre, es la obra cumbre de un gran escritor, Knut Hamsun, que ha llevado a su joven personaje hasta su máxima necesidad espiritual a través de su exiguo cuerpo. El personaje no tiene nombre ni destino y se niega a comer debido a que, a toda costa, quiere llegar a los límites de la cordura, de la mente razonada, en donde todo es abismal y misterioso.
El protagonista de la novela habita la ciudad de Cristianía (Oslo, Noruega) en el año de 1890: es un hombre que deambula por la ciudad sin una meta fija, sin un propósito. Sólo camina y se muere de hambre, porque así lo ha decido. La pregunta es: ¿lo ha decidido él? O, ¿lo ha decidido su creador-escritor?
Parece ser que este bello y lamentable personaje se tendría que unir a otros personajes utilizados descaradamente por sus creadores-escritores; como es el caso del Quijote de la Mancha, personaje poético, tierno y lamentable hasta la risa, utilizado para nuestro oprobio y soslayo como lector por Miguel de Cervantes de Saavedra: logrando nuestra risa mediante la ignominia de un pobre viejo con un apodo denigrante: Don Quijada, por su apellido: Quijano, Alonso Quijano: quien está enamorado de una hermosa dama: Doña Dulcinea del Toboso, quien únicamente habita en su imaginación y a quien ama de manera religiosa, y no pretende otra cosa que ser aceptado como defensor de ella. Don Quijada, es un hombre viejo y enjuto al que le faltan algunos dientes y esta enflaquecido, con una cara polvorienta y ajada: con grandes ojos tristes y escaso pelo en la cabeza, quien usa una armadura vieja, renegrida y mohosa. Pero tiene unos modales que lo convierten en un verdadero caballero de una nobleza proscrita a la usanza del siglo XII o XIII de la era Cristiana y seguramente a las costumbres de la actualidad: Don Quijote, es un hombre valiente e idealista que ama la honorabilidad que escoge con exquisitez las palabras que va a decir; pero su autor no deja de mostrarlo como verdadero zopenco teniendo como escudero a Sancho Panza (observen el nombre): quien no pierde la ocasión para burlarse de su Señor, a pesar de ser un ignorante jornalero. Con todo no deja de ser una maravillosa historia que nos cuenta este perspicaz autor; aunque éste haya sido un moralista frustrado. Lo importante, es que su personaje: el grandioso Don Quijote de la Mancha, quien a pesar de estar solo, sin la ayuda de nadie, ni siquiera del Dios de su creador. No obstante, de la brutalidad y las burlas de amigos y enemigos, impuestas: no tuvo la fortuna de Odiseo que ayudado por una Diosa que se apiado de él: Atenea, es que pudo regresar a su casa, a Ítaca… No, nada de eso: este Caballero de la Triste Figura, no tuvo a nadie que lo auxiliara. Sin embargo, no obstante, de ser burlado y vencido por su creador pudo entrar de lleno en la gran literatura del mundo a través de su bondad, su misericordia y su sentido de la justicia.
También, se podría decir lo mismo de Sófocles quien hizo de Edipo todo lo que un autor veleidoso le puede hacer a un personaje: matar a su padre, casarlo con su madre (cometiendo incesto): ser padre y hermano de sus hijos: ser cuñado y sobrino de los hermanos de sus padres. Después hace su creador que se saque los ojos y por último: logra que se lo trague la Tierra.
Sin embargo, con el personaje de Hambre quizá no llegue a tanto; debido a que Knut Hamsun se detiene un poco; el autor permanece oculto y no se quita totalmente la máscara para que el lector no se entere del todo lo que le exige a su víctima-personaje.
El protagonista de la novela, es un hombre joven (parece ser): es un escritor lleno de humanidad y misericordia que está un poco loco, tan loco que se preocupa por los demás, pero su debilidad lo lleva a un castigo indecible, porque es un castigo auto impuesto: corre lleno de fatiga y de inanición, cuando está a punto de derrumbarse, se levanta un poco y, agitado, intenta sostenerse en pie con la cabeza a punto de estallar, casi fenece por agotamiento. No obstante, antes perder totalmente la cordura, se detiene. Porque a pesar de su castigo autoimpuesto, no quiere morir, debido a que no es una huelga de hambre, ni tampoco quiere vivir así: en este mundo infame, entonces: ¿qué desea este hombre?
Cuando llega a comer algo: inmediatamente lo vomita porque su estómago no puede retener la comida. Pero el autor (nefasto) nos entrega un poco de amor: e increíblemente el ser debilitado vive un romance con una chica hermosa: un romance que no lo lleva a nada. Él miente descaradamente, pero sus mentiras pesan tanto como sus verdades [su verdad y su mentira tienen el mismo valor]. Así que no importa si miente o no. Finalmente, es mejor que mienta, porque nosotros los lectores no queremos saber la verdad. La verdad está más allá de nuestro alcance: la verdad se encuentra en el cielo del autor, no del narrador; se halla en su absurda metáfora de lo que para él es la humanidad.
Hambre es junto con La Metamorfosis de Franz Kafka: la novela más inquietante de finales del siglo XIX. La diferencia es que Kafka convierte a Gregorio Samsa en un bicho, en un lamentable insecto que no comprendió lo que le hizo su autor. Esto no sucede con el personaje de Hambre que sobrevive en aquella nostálgica ciudad de Cristanía ubicada en la antigua Noruega; porque este joven está dispuesto a tomar la apuesta contra el autor; a pesar de saber que va perder, puesto que el autor tiene todas las armas consigo, las de un Dios, para hacer de él lo que quiera... Lo que le dé la gana con este poético e ingenuo joven. Sin embargo, parece ser que la Literatura: la verdadera Diosa de la imaginación: convertida en justicia poética, no abandona a este querido personaje - sin nombre. En esta ocasión, su majestad: se la juega con el personaje, y junto con él retoma la partida para finalmente vencer al autor. Es entonces, cuando ocurre la maravilla del arte y el personaje sale triunfador: entrado de lleno al arte literario con una victoria sin precedentes, manejando su propio destino.
Knut Hamsun, este autor excelso: no pudo correr con la suerte de sus antecesores y predecesores y fue derrotado, por única vez, en todo la historia de la Literatura por un personaje que se negó a morir de hambre, que jamás claudicó, ni mendigó un poco de su misericordia. Jamás perdió su dignidad ante nadie: ni ante el lector, ni ante el autor. Fue totalmente incorruptible y maravilloso. Nada logró acabar con su espíritu infranqueable, nadie ni su propio creador quien fue quien sin darse cuenta le había otorgado una dignidad sin límites, le había concedido: un espíritu definitivamente indomable y sublime al mismo tiempo.
Knut Hamsun (Seudónimo de Knut Pedersen) 1859- 1952); novelista que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en el año de 1920. Fue un gran escritor noruego que junto con otros autores noruegos como: con August Strindberg, Henrik Ibsen y Sigrid Undset, conquistaron la fama mundial.
*Pablo García Mejía, nació en Ciudad Valles, San Luis Potosí, México. Es autor de las novelas publicadas: El vendedor de ataúdes y La miseria del espíritu. Masacre del 68 y de los poemarios: El último día del verano y Ciudad sin crepúsculos. Es escritor de guiones de radio, cine y televisión. Ha publicado poemas, narraciones literarias, cuentos y reseñas tanto de libros como de Cine en diversos diarios y revistas; así como en la web bajo el pseudónimo de Pavel Di Marco. Actualmente, tiene en proceso su novela: El semidiós agoniza.