Crítica

El escritor mexicano Omar Villasana, nacido en Baja California Sur y quien radica junto a su familia en Weston, Florida, compara al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la parte más oscura del ex presidente Herbert Clark Hoover, quien a consecuencia de la Gran Depresión instituyó entre 1929 y 1933 un programa de deportaciones masivas (el cual fue denominado por las autoridades como “repatriación”) de cerca de un millón mexicanos, programa que se extendió hasta principios de la administración de Franklin Delano Roosevelt.

Villasana, editor general de la revista Nagari Magazine, y quien recientemente presentó en la Feria del Libro del Palacio de Minería su poemario Árbol de tu olvido, recuerda que durante la campaña presidencial de Donald Trump también se comparó al actual presidente de Estados Unidos con Andrew Jackson, ex presidente de corte populista que expandió la frontera de su país a base de masacrar a la tribus nativas, siendo uno de sus legados el tristemente célebre Camino de las Lágrimas (“Trail of tears”).

En el siguiente texto Villasana reflexiona sobre lo que significa el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, testimonio de primera mano de alguien que todos los días tiene que vivir y sobrevivir a la aventura de ser un mexicano trabajando en los Estados Unidos de América:

Por Omar Villasana*

Llevo poco más de 13 años viviendo en Estados Unidos. A diferencia de muchos de mis compatriotas tuve la fortuna de que una empresa norteamericana me tramitara una visa de trabajo para residir en el país. Hace dos años obtuve la residencia permanente. En todo ese tiempo nunca había sentido frustración, incertidumbre o temor por mi condición migratoria. Las primeras señales de alarma se me presentaron hace algunos años mientras veía noticias por cable, específicamente el programa de Lou Dobbs en CNN quien denunciaba que las visas de trabajo H1B (como la que yo poseía en aquel entonces) estaban robándole los puestos de trabajo a los ciudadanos norteamericanos. Antes de obtener mi residencia permanente, en mis continuos viajes de trabajo entre Estados Unidos, México y el extranjero, más de un agente de migración me manifestó su desdén por la visa de trabajo que yo portaba.

En su momento todos esos hechos no pasaban de ser malos ratos que procuraba olvidar. Pero las cosas comenzaron a cambiar a partir del 2008, al reventar la burbuja hipotecaria que casi sume a Estados Unidos en una nueva Gran Depresión tal como aconteció en la década de los 30 del siglo XX. A partir de la crisis hipotecaria del 2008 surgieron dos movimientos: Occupy Wall Street y el Tea Party (como respuesta a la Ley de Estabilización Económica de Urgencia de 2008). El primero fue un movimiento “efímero” que no logró derivar en una plataforma política que pudiese aspirar a algo más allá de la protesta y cuya posición anticapitalista resultó anatema para el American Way of Life; el segundo sí consiguió lo que Occupy Wall Street no pudo: generar una plataforma política con rasgos muy claros que le dio el poder al candidato que tomó por sorpresa y terminó en revivir al partido republicano: Donald Trump.

Una agenda oscura

Las claras posturas demagógicas (o populistas como su grupo las autodenomina) adoptadas por Trump han sido un factor clave para que su agenda más oscura comience a tomar forma en el gobierno que preside. Como ya se sabe, ha girado órdenes ejecutivas para la edificación del Muro en la frontera sur con México y la Mejora de la Seguridad Pública al interior del país.

No debemos engañarnos, el Muro físico debería de ser la menor de las preocupaciones de todos nosotros y por nosotros me refiero no sólo a los mexicanos sino a los hispanos que viven o desean vivir en los Estados Unidos.

Leyendo con atención las dos órdenes ejecutivas referidas queda claro que las autoridades locales de cada estado y cada ciudad fungirán como agentes migratorios, y se posibilita así la deportación inmediata de todo inmigrante indocumentado que haya cometido un delito. Como suele decirse, el diablo está en los detalles, porque en esta iniciativa no se excluye ningún delito por menor que sea, digamos por ejemplo, una infracción de tráfico. Las consecuencias de dichas medidas serán las detenciones con base en un perfil racial y el posible abuso de los derechos humanos de inmigrantes documentados o no documentados.

La administración Trump ha prometido también una reforma migratoria. En ella se verá de forma clara la radicalización de su postura anti inmigrante, si usa como hasta ahora las directrices de Think Tanks como el CIS (de sus siglas en inglés Centro de Estudios Migratorios) posiblemente veamos una reducción o eliminación de visas de trabajo hasta ahora vigentes. El discurso de Trump en la toma de posesión no deja lugar a dudas. Su frase “Only hire american” (solo contratar a norteamericanos) no deja espacio para nadie más. Las acciones tomadas nos muestran que su discurso no se queda sólo en palabras.

Dos datos curiosos, miembros de campaña y de la administración Trump han dicho que este periodo podrá equipararse con el gobierno Andrew Jackson, presidente populista que expandió la frontera del país a base de masacrar a la tribus nativas (uno de sus legados oscuros fue el camino de las lágrimas “Trail of tears”).

Sin embargo a mi juicio, Trump tiene tintes que lo acercan a la administración de Herbert Clark Hoover, de la que recientemente se ha sabido que impulsó deportaciones (“repatriaciones”) masivas de cerca de un millón de mexicanos, algunos de ellos ciudadanos norteamericanos. En ambos casos, miembros de la sociedad estadounidense fueron cómplices.

*Omar Villasana (La Paz, BCS, 1972) es ingeniero biomédico, poeta, editor y gestor cultural. Es director de Nagari Magazine, en Florida, EU. Sus poemas, ensayos y cuentos han sido publicados en Roja Turbación y Revista Conexos. Su poemario Árbol de tu olvido fue publicado este 2017 en Ediciones Baquiana.