Crítica

Por Carlos Bortoni*

1.

Emile Cioran nació el ocho de abril de mil novecientos once en Rasinari… una comuna en Transilvania… Rumania. Bajo el yugo del Imperio Austrohúngaro. Hijo de un sacerdote ortodoxo y nacionalista rumano.

2.

Su existencia misma… el hecho de mantenerse respirando… se convirtió -después de una infancia que él mismo defendió como paradisiaca- en evidencia misma de la imposibilidad de su ser. La imposibilidad de ser rumano… en lo particular… y la imposibilidad de ser… de sostener cualquier postura o afiliarse a accidente alguno… en lo general. Asunto que constituyó el punto de partida de su insomnio… sus taras… su día a día y su pensamiento.

3.

Esa imposibilidad espiritual… deviene en inconsistencia material… fisiológica. Existir a pesar de no poder ser… sin importar lo que se intente o cuantos esfuerzos se hagan. La imagen de las olas… que en caso de tener consciencia pensarían que progresan… ilustra la paradoja: existir para reventar… terminar como espuma y volver a empezar.

4.

Buscar asideros se convirtió en la alternativa para hacer frente a dicha inconsistencia y el vacío que la acompañaba. La “Transfiguración Rumana”… las loas a Hitler y su cercanía con la Guardia de Hierro son solo algunos de esos asideros que se desmoronaban cual terrones antes de que Cioran pudiera sujetarse de ellos.

5.

La “M” como inicial del nombre con el que firmó sus libros en francés… es testimonio de ello. A diferencia de lo que comúnmente se cree… E.M. Cioran no es Emile Michel Cioran. De acuerdo con sus biógrafos… Cioran tomó las dos primeras letras de su nombre de pila y las transformó en iniciales en alusión a E.M. Forester.

6.

Detrás de las apariencias… incluido su nuevo nombre… no hay nada… en ello consiste la revelación que atormentó a Cioran y dio cuerpo a esa lucidez que caracterizó su obra. Ese bostezo universal que le quita sentido a la vida y arranca todo significado de ella. Revelación aplastante que deviene no en una duda metódica… no en un escepticismo sistémico… sino en una incapacidad para albergar cualquier certeza… en una Sísifo condenado a arrastrar eternamente sus dudas sin conseguir nada mas que la ausencia de respuesta.

7.

El suicidio se presenta como única posibilidad. Sin embargo… como sucedía con los demás asideros… el suicidio tenía sentido como potencia y no como acto. Por eso resultaría urgente quitarse la vida si no existiera la idea del suicidio.

8.

El malestar de una revelación que solo se consuela en la posibilidad del suicidio… encuentra consistencia en el sufrimiento que genera y que -a diferencia de otras verdades- no se esconde… sufrimiento descarado que acosa al individuo hasta que consigue asfixiarlo… sufrimiento que lo amarra a una existencia sin posibilidades… que conserva una vitalidad negativa que le impide extinguirse y entrar de lleno en la Historia… que le impide dejar de ser sufrimiento.

9.

E.M. Cioran apareció en algún momento cercano a mil novecientos treinta y siete… entre Bucarest… Berlín y París. En un proceso que convirtió a Cioran en un autor civilizado de la Europa Occidental. Dejando tras de sí al místico revolucionario del Este… en un esfuerzo deliberado por insertarse en la Historia… aferrarse de ella (como lo intentó con otros asideros) y superar ese sufrimiento que lo acompañó toda su vida. Murió el veinte de junio de mil novecientos noventa y cinco… tras permanecer cinco años a la deriva… exiliado en una memoria ausente que lo hacía ajeno de sí mismo.

Carlos Bortoni (México, 1979), estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 2007 fundó la ahora desaparecida Editorial Nula y en 2013 el Sindicato de Escritores Independientes (S.E.I.). Parte de su obra ha sido traducida al inglés e italiano. Participó en las antologías Prohibido Fumar, El mundo no tiene quien lo enfríe, Lados B 2016, Los 43 y Cuentos de Barbarie. Cuenta con cuatro libros publicados de narrativa: El imperio soy yo (Nula, 2007), Perro viejo y cansado (Nitro/Press, 2014) y Tormentas en vasos de agua (Abismos, 2015) y Dar las gracias no es suficiente (Nitro/Press,2019). Durante poco más de un año colaboró en el sitio web Letras Explícitas (letrasexplicitas.com) con una columna titulada Contra la lectura.